Bolero resurge cuando Cuba alcanza ser una república en 1902, agregándosele más de 10 modalidades realizadas por grandes arreglistas como los boleros-rancheros interpretados por Pedro Vargas y Lino Borges; el bolero-rock al estilo de los «Chavales de España»; el bolero-chá que grabó Belisario López; el bolero-mambo con el estilo inconfundible de Beny Moré, etc. Definitivamente la radio ayudó a su popularidad surgiendo intercambios en Hispanoamérica con características locales. No así en Norteamérica que preferían nuestra música coreográfica (Habaneras, Rumbas) por ser más comprensibles, ya que el Bolero ha sido siempre más canción que baile. Hacia 1945 se impuso otra variante al Bolero que a percepción de Galán se pueden considerar «Boleros Camps» por su afectación, su exponente más característica fue Olga Guillot, considerada La reina del bolero y para mí entre las pioneras del estilo filin (sentimiento). Más tarde, al incluírsele otras armonías se populariza el estilo Filin al que dedicaré estudio aparte y boleros «electrizados» por estar ejecutados con instrumentos eléctricos de nuestros tiempos (final del siglo XX). Para resumir: el bolero fue una forma musical que nos enseñaron nuestros padres españoles en compás 3×4, y que con seguridad se escucharon en La Habana desde 1792.

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Elena Burke

En los años 50 la mayoría de los boleristas estuvieron vinculados al Filin, sólo se necesitaba un guitarrista y un cantante que jugara con la armonía, alterara el ritmo, pero eso sí, con mucho sentimiento. Nos dice el Dr. Cristóbal Díaz-Ayala en «Del Areyto a la Nueva Trova» que en 1961 todavía los centros nocturnos más importantes de La Habana contaban con una buena figura, todos, boleristas al estilo Filin. En el Salón Caribe del Havana Hilton: Elena Burke; en el Copa Room del Hotel Riviera: Berta Dupuy; en el Capri, la Guillot y Juana Bacallao; en el Salón Parisién del Nacional, René Cabel; en Tropicana, Nelly Castell; en la Red a la Lupe; en Alí-Bar a Blanca Rosa Gil; en el Gato Tuerto a Moraima Secada con Meme Solís, etc. Aún en el exilio en plena década de 1990, arribando al 2000, se conoce El Rincón del Filin en las calles Flagler y la Avenida 69 de la ciudad de Miami , donde Luis García, toda una institución del mismo ha logrado un monumento viviente al presentar figuras del ayer como Renee Barrios y de hoy como Malena Burke, hija de la «Señora Sentimiento», quien heredó todo ese caudal sonoro de una de las mejores exponentes de este estilo: Elena Burke. (En La Habana hay también otro Rincón del Filín). Remorando una vez más a Galán diré que «el Filin fue más perturbación psicológica en lo escénico» y enfatizamos que para interpretar un Bolero con Filin, antes de ser cantante hay que ser actor, y este debe tener más alma y sentimiento que voz, aunque si todos los factores se conjugan se logra la perfección. El que no ha visto (y fíjese bien que no digo escuchado) interpretar este estilo, no ha podido recibir el alma que deja el ejecutante en cada interpretación. (María Argelia Vizcaíno)

Crédito:mgar.net